Soy autodidacta: cómo demostrar lo que sé al presentar mi candidatura

Dec 10, 2020

5 mins

Soy autodidacta: cómo demostrar lo que sé al presentar mi candidatura
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Javier Lacort

Redactor freelance especializado en tecnología y startups

Una de las bondades que ha supuesto la llegada de internet ha sido la posibilidad de acceder a formación reglada y no reglada sobre prácticamente cualquier área. MOOCs (del inglés Massive Open Online Courses), canales de YouTube, documentación, foros, libros y manuales… Una cantidad descomunal de recursos para todo aquel que quiera instruirse o especializarse en un tema concreto y que en ciertos sectores, como los creativos o los de programación, permite a mucha gente ocupar puestos de trabajo sin tener que haber pasado por los canales tradicionales, como la Formación Profesional o la Universidad. En esos casos, la clave está en ser capaz de demostrar nuestros conocimientos durante el proceso de selección para compensar la carencia de un título oficial que hable por nosotros. ¿Cómo hacerlo?

Crea un porfolio

Absolutamente fundamental. En el caso de un autodidacta, presentar un buen portfolio es imperativo para demostrar tus habilidades. Tu porfolio es tu bagaje, tu carta de presentación ante un desconocido y lo que va a permitir al seleccionador hacerse una idea de qué eres capaz de hacer aunque no tengas un diploma que certifique tus conocimientos adquiridos.

En ese porfolio no incluyas únicamente trabajos hechos para otras empresas, si tienes experiencia previa, sino también proyectos interesantes que hayas trabajado por tu cuenta: una aplicación, una web, un blog… o incluso tu propio currículum. En el caso de profesionales creativos, un currículum también puede ser un lienzo sobre el que mostrar ciertas habilidades. ¿Quieres un ejemplo? Echa un vistazo al del diseñador francés Benjamin Benhaim. Detalla sus capacidades… y las demuestra. Es el ejemplo perfecto de currículum que destaca en una época donde la creatividad se demanda más que nunca.

No olvides que presentar un buen porfolio solo es una parte de la historia. Olivia Vila, profesional de Recursos Humanos con ocho años de experiencia en una multinacional francesa y otros ocho en una consultoría, explica lo importante que es defenderlo y explicarlo, especialmente en el caso de un autodidacta, para probar que conoce en profundidad la profesión. “Ha de demostrar que cada idea la ha gestado él o ella, es importante que la cuente con mucho entusiasmo y convicción. Eso lo valoramos mucho. Si me vas a vender tu candidatura, has de defender que tu trabajo fue el idóneo, y también hablar de cómo se ha enfocado, si el concepto original también salió de ti, si lo hiciste en colaboración con otros compañeros…”.

En esa defensa de tus trabajos anteriores, también cuenta mencionar los procesos que lo hicieron posible. Por ejemplo, habla de los plazos en los que los llevaste a cabo y de tu capacidad para cumplir fechas límite de entrega, algo fundamental al entrar a trabajar en equipo para una empresa. ¿Quieres un ejemplo extremo? En 2012, Andrew Kim, que todavía era estudiante, hizo un ejercicio de rediseño de la imagen corporativa de Microsoft. Ese rediseño no solo era realmente interesante, sino que además lo explicó y lo argumentó de forma sólida y coherente, además de recalcar que fue capaz de hacerlo en solo tres días, tal y como planeó. De ahí que la prensa tecnológica de todo el mundo publicara su proyecto y lo ensalzara. Además, se dio un final feliz: Microsoft le contrató poco después, y tras un paso por Tesla, terminó trabajando en Apple. El porfolio es clave.

Enumera tus recursos para el aprendizaje

Alguien con un grado universitario o un título en Formación Profesional tiene presupuestas unas vías de aprendizaje específicas. Un autodidacta no, así que también es oportuno recopilar previamente al proceso de selección todos los recursos de formación online , herramientas, manuales** y demás que hayas utilizado y utilices para formarte en tu profesión.

“En estos casos siempre pido al candidato que me diga con qué herramientas se autoforma, qué cursos ha hecho, qué blogs sigue que hablen de su ámbito profesional, qué cuentas profesionales sigue en redes… Los que realmente lo hacen, responden al momento, y de hecho hablan mucho en esa parte porque tienen muchas cosas que contar”, nos cuenta Olivia.

Tampoco está de más que enlaces habilidades concretas a cada una de las vías que te permitieron desarrollarlas. Por ejemplo, si seguiste un canal de YouTube sobre programación que te hizo especialmente bueno en HTML5, puedes comentarlo. Si los pilares de tus conocimientos en marketing vienen de la lectura de toda la bibliografía de Seth Godin, empresario estadounidense y probablemente uno de los teóricos más importantes de la materia, detállalo. Estas referencias refuerzan la enumeración de tus recursos y hacen más creíble su efecto en ti.

Deja que tu presencia digital también hable por ti

Un autodidacta es alguien que habitualmente tiene que redoblar esfuerzos para compensar la carencia de un título. Una de las formas más habituales es cuidando tu huella digital. La competencia digital en este tipo de profesiones abiertas al autodidacta no es un plus, es algo que se da por sentado, y ahí también entra en juego tu inquietud para darte a conocer en tu círculo profesional.

¿Formas parte del sector creativo? Una cuenta de Instagram con tus trabajos y proyectos personales puede hablar mucho mejor de ti que cualquier currículum. Fotografías, ilustraciones, animaciones… ¿Eres desarrollador? Tu perfil de Github, con tu código a la vista de cualquiera, permitirá entender de un vistazo tu capacidad programando. Si además participas habitualmente en foros junto a otros programadores, se apreciará tanto una buena capacidad para el diálogo como una inquietud muy positiva. Tu huella digital no es algo trivial: “A veces incluso pido a los candidatos su cuenta de Twitter o de alguna otra red para ver de qué habla, a quién sigue… Y si es realmente autodidacta, enseguida lo notas, ves que sigue a perfiles clave, o que cada día está publicando contenido relacionado con su área”, comenta Olivia.

Esto es algo que ayudó especialmente a Francisco, desarrollador backend desde que aprendió a programar por su cuenta (antes trabajaba como redactor especializado en videojuegos), a conseguir sus dos últimos puestos de trabajo. “Hace unos años apenas cuidaba mis redes sociales, usaba Twitter y Facebook para publicar tonterías, pero en una empresa en la que estuve mis compañeros me hicieron entender su importancia. Desde entonces tengo perfil en Github y visibilidad en LinkedIn, y puse el candado a las otras. Ha habido recruiters que me han hecho ofertas directas únicamente viendo esas dos redes de las que hago uso profesional, como en la empresa para la que trabajo ahora mismo. Me alegra porque la verdad es que me esmero mucho en tenerlas cuidadas y que hablen lo mejor posible de mí mismo”.

Haz las preguntas oportunas

Si un autodidacta brega para demostrar que su nivel está como mínimo a la altura de quien ha recibido una formación reglada, también puede usar como recurso la demostración de su interés y proactividad, algo que siempre es bien recibido por parte de los seleccionadores. Una actitud que siempre jugará a tu favor es la de hacer preguntas durante la entrevista , no solo limitarte a responderlas.

Concretamente, preguntas que denoten no solo un fuerte interés por la empresa, sino un gran conocimiento previo del tipo de trabajo que quieres ocupar. Por ejemplo, ¿cuál es el punto fuerte de esta empresa? ¿Podré gestionar varios proyectos a la vez? ¿Con qué lenguajes se trabaja (en el caso de empleos de programación)? ¿Podré usar Figma para diseñar, o solo os manejáis con Sketch (en el caso de diseñadores)? ¿Qué valores marcan el marketing de la empresa? ¿Seguís metodología ágil, o Scrum?

Preguntas como estas y otras ligadas al cargo al que optas demuestran que conoces la jerga, los procesos y el día a día del mismo, y no por ser autodidacta desconoces el aspecto práctico de tu puesto. Esto es especialmente importante cuando aspiras a un trabajo sin tener experiencia previa.

Ser autodidacta es algo que puede llegar a ser muy apreciado por una empresa, ya que, si demuestras tus habilidades y aplicas tus conocimientos, el hecho de ser autodidacta dirá muchas cosas sobre ti: capacidad para aprender de forma autónoma sin necesidad de un sistema reglado y guiado por terceros, curiosidad para seguir formándote, y en ciertos casos, capacidad para sobreponerte a un obstáculo, como pueda ser el de no haber podido asistir a la formación tradicional por cuestiones económicas, y en su lugar haber logrado igualmente los conocimientos mediante vías alternativas. Ahora bien, debes ser consciente de que es probable que se te exija un poco más para demostrar que efectivamente tienes esas capacidades y que podrás resolver con éxito los problemas que puedan surgir en el puesto. Si lo tienes en mente y te anticipas a ello, tienes mucho ganado para salir con éxito de la búsqueda de un puesto de trabajo.

Foto de WTTJ

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