Inmersión en una oficina 'desconfinada'

24 jun 2020

6 min

Inmersión en una oficina 'desconfinada'

En estas oficinas de la calle Provença de Barcelona caben unas 400 personas, pero hoy no debe haber más de 15. Y así llevan cuatro semanas. Todos transitan de un lado a otro del recinto ‘enmascarados’, entre carteles con recomendaciones y advertencias. En Aticco, una empresa de espacios para el coworking, al igual que en otras empresas, empleados y ‘coworkers’ han vuelto a sus espacios de trabajo, pero las circunstancias son distintas. Queremos saber qué ha cambiado: qué no se puede hacer ahora que antes sí se podía y qué sensaciones genera la ‘nueva normalidad’.

Los trabajadores entran, se desinfectan, se identifican, vuelven a desinfectarse, dan una vuelta y suben a la primera planta. Todos suben por las escaleras, para evitar los espacios cerrados y reducidos. No viene mal, al fin y al cabo, tras tantas semanas en casa, a todos nos conviene hacer algo de ejercicio. En la primera planta todo está señalizado: tanto las paredes como el suelo. Los espacios comunes, como cantinas, cocinas, salas de reuniones, zonas de descanso, terrazas, etc. han reducido su aforo para poder respetar la distancia de seguridad establecida. También, por este mismo motivo, faltan sillas y mobiliario. En cada esquina, mires donde mires, hay dosificadores con gel hidroalcohólico para desinfectarse. El resultado es un espacio diáfano y limpio, todavía con poca gente (muchos de quienes solían ocupar estos espacios siguen teletrabajando). Se escucha alguna voz en la sala de reuniones, quizá alguien haciendo una videollamada. En la terraza hay un par de personas charlando con tono animado porque, después de la que ha caído, hoy ha salido el sol.

Las mamparas de protección en recepciones y cantinas, la desinfección con ozono (como en las películas), la limpieza meticulosa en cada rincón y los adaptadores para abrir puertas con los codos (¡a tope con los codos!) son solo algunas de las medidas implementadas para que los trabajadores se sientan seguros en sus lugares de trabajo. “Somos muy conscientes de que hay cierta inquietud sobre cómo va a ser la vuelta a la vida normal. Durante las últimas semanas, hemos estado trabajando para definir un nuevo protocolo de seguridad e higiene que asegure que los centros sean espacios más seguros para todos”, declara Eleonora Cantini, directora de coworking de Aticco.

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El ping-pong y el reencuentro con los compañeros

Florent Marcaggi y Célian Raynaud, director y ejecutivo de ventas de la empresa Alaya respectivamente, trabajan desde las instalaciones de Aticco. Acaban de jugar al ping-pong en su descanso, como solían hacer antes de la crisis. Ambos trabajan para la misma startup y ahora están ya de vuelta, pero sus experiencias durante el confinamiento no podrían haber sido más distintas: mientras que Florent lo pasó en Francia, en una casa con jardín, Célian se quedó en su piso de Barcelona, en una habitación interior (nunca había considerado una terraza o un jardín tan necesarios). “Me alegro mucho de volver a una oficina y encontrarme con mi gente de siempre, de volver a la rutina”, confiesa Célian. Florent va más allá: “Nunca había disfrutado tanto de ir a la oficina: antes había días que oír el despertador era un suplicio, ahora es una alegría. Tenemos suerte de poder estar aquí”, reflexiona el sales manager.

“Me alegro mucho de volver a una oficina y encontrarme con mi gente de siempre, de volver a la rutina” - Célian Raynaud, ejecutivo de ventas de Alaya

Aunque los temas de conversación estos días entre quienes ya han empezado a acudir a la oficina ya no son los mismos: “Los primeros días solo se hablaba de cómo había ido el confinamiento, compartiendo nuestra situación excepcional. Ahora, poco a poco volvemos a hablar del trabajo diario, de los planes para el fin de semana y de los temas recurrentes de siempre, solo que lo hacemos con la mascarilla puesta”, explica Eleonora.

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Un periodo de adaptación

La vuelta de los trabajadores de Aticco y sus coworkers a las oficinas no ha sido un camino de rosas. De hecho, Eleonora confiesa lo intensas que han sido estas primeras semanas, aunque parece que todos se han adaptado poco a poco y han interiorizado la nueva situación. “Estamos aprendiendo a volver a recibir visitas en nuestras instalaciones, a lavarnos las manos cada tres minutos, a llevar mascarillas full time… Aunque sigue siendo un poco frustrante no poder abrazar a tus compañeros”. Parece que el saludo con el codo es el único consuelo que les queda a los trabajadores. “Ahora ya no hay tanto miedo, puesto que hay más conciencia de las normas y esto permite coexistir en un mismo lugar sin problemas”, explica. Y esa es precisamente la clave: entender el espacio de manera distinta es el mantra de la nueva normalidad, la reanudación, o como queramos llamarlo.

“Estamos aprendiendo a volver a recibir visitas en nuestras instalaciones, a lavarnos las manos cada tres minutos, a llevar mascarillas full time… Aunque sigue siendo un poco frustrante no poder abrazar a tus compañeros” - Eleonora Cantini, directora de coworking de Aticco

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Para los trabajadores y coworkers de Aticco, como para los de tantas otras empresas que han recuperado su actividad presencial, el cambio ha sido radical: de estar en casa aislados a aprender a compartir espacios con seguridad. “Para mí no ha sido una vuelta tan dura. De hecho para muchos de nosotros ha sido muy positiva, ya que teníamos mucha ilusión por salir de casa y vernos, más allá de las pantallas, de retomar el espíritu de equipo y trabajar con más flow”, cuenta Cantini. Para esta directora de coworking, esto es esencial en cualquier empresa: recuperar los espacios que nos hemos visto obligados a abandonar. “Amamos nuestros lugares de encuentro y nos encanta estar ahí”, afirma. “Lo más bonito ha sido volver a reencontrarse con todo el mundo y disfrutar de los demás, como siempre”.

¿Qué lugar queda para el teletrabajo?

Lo cierto es que hay nuevas dinámicas que hasta ahora no se habían producido en el puesto de trabajo: la pandemia del coronavirus obligó a plantillas enteras a realizar sus tareas en teletrabajo, lo que ha supuesto un choque tanto organizativo como productivo. En Aticco, el grueso de su plantilla y quienes trabajan desde el coworking tuvieron que pasarse al trabajo en remoto. “Las oficinas reabrieron hace cuatro semanas, pero tanto la gran mayoría de nuestros coworkers como del staff han elegido seguir teletrabajando”, declara Eleonora. De hecho, la incidencia de este modelo laboral en España durante el confinamiento se disparó del 5% al 34% del total de trabajadores. Eleonora es clara en este tema: “Para poder trabajar de forma telemática, se requiere organización y coordinación entre distintos equipos, remar entre todos”.

“Seguro que el trabajo a distancia se va a implementar más en España después de lo ocurrido”, dicen convencidos Florent y Célian. En este sentido, ambos consideran que la importancia de las oficinas en el mundo laboral cambiará: “Estarán menos pobladas y más enfocadas a reuniones presenciales”.

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También para Eleonora el teletrabajo ha venido para quedarse: “Nadie podrá quitar ya este derecho al trabajador”, afirma. Si bien, ella también defiende el valor de los espacios de trabajo, ya que hay asuntos que necesitan ser tratados y debatidos in situ. Allí es donde cobra importancia la oficina, un lugar donde encontrarse y compartir.

La nueva rutina y el cambio de chip

Pero no nos engañemos, nada es como antes: Muchos de los espacios de Aticco siguen vacíos, pero se van llenando con pequeños eventos privados de no más de 15 personas, para asegurar la distancia de seguridad entre los asistentes. También han adaptado al formato online todos sus eventos y actividades, y están buscando nuevos formatos que se adapte a la nueva situación para seguir potenciando el networking entre los coworkers.

Hasta la manera de llegar a la oficina ha cambiado. Muchos trabajadores de Aticco y otras empresas han optado estos días por desplazarse a la oficina caminando o en bici. La empresa también ofrece a sus trabajadores patinetes eléctricos para aquellos que no se sientan cómodos en el transporte público. “En muchas cosas hemos tenido que cambiar el chip.

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Y después de todo esto, ¿qué? ¿Saldremos más fuertes como dicen algunos? “Dependerá de la situación de cada empresa. No sé si más fuertes, pero seguro que saldremos diferentes”, opina esta profesional. En ese sentido, tanto Florent como Célian están de acuerdo en que si se ha fortalecido algo ha sido la solidaridad entre empresas, pero auguran un futuro más complicado a nivel laboral para los trabajadores, en especial fuera del sector digital.

“Hemos respirado y reflexionado. Ha sido un momento disruptivo y en estas situaciones siempre sacas conclusiones positivas e interesantes que te hacen replantear la manera en que trabajas o colaboras con tu equipo”, señala Eleonora. Para ella, esta ha sido una oportunidad para reconectar un poco con sus compañeros a través de la distancia. “No, no hay una bola de cristal que nos diga cómo van a ser las empresas dentro de unos años, pero creo que estamos adquiriendo nuevas dinámicas y las estamos añadiendo a nuestras mochilas de aprendizaje”, dice con una sonrisa que se esconde tras la mascarilla. Quizá no haya muchas certezas, pero las ganas de seguir creciendo profesionalmente siguen intactas.

Fotos de WTTJ

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