Crearqció: cooperativa para una arquitectura social y responsable

03 sept 2019

6 min

Crearqció: cooperativa para una arquitectura social y responsable
autor
Bea González

Periodista

Lo que comenzó en el año 2011 como una asociación de estudiantes de Arquitectura en Valencia, con 11 miembros, ha terminado siendo una alternativa laboral de éxito. Siete de aquellos estudiantes encontraron en el emprendimiento la manera de aunar creatividad y responsabilidad. Hoy son cinco los miembros que trabajan en comunidad y comparten las decisiones y la responsabilidad, tal y como sucede cuando se funciona como cooperativa. Entrevistamos a los miembros de Crearqció, una empresa que actúa y piensa de forma diferente.

Fundada en 2016, la cooperativa de arquitectos Crearqció ha supuesto toda una revolución en su ciudad y alrededores. “Nuestra manera de trabajar consiste en situar a las personas en el centro de nuestros proyectos. Pensamos las ciudades como espacios más inclusivos y creamos viviendas para la gente, dentro de sus posibilidades y capacidades”, explica Julia Pineda, que junto a Pepe Lerma, Lidia Escuder, Adrià Solbes y Júlia Gomar, todos menores de 30, conforman hoy la empresa.

Mientras muchos en su entorno siguen preguntándose qué es lo que hacen estos cinco jóvenes, que llegan cada mañana puntuales a su oficina del barrio del Carmen de Valencia, la cooperativa avanza con éxito y sigue demostrando que hay muchas maneras de emprender y de asociarse. Entrevista con Julia Pineda, miembro de la cooperativa Crearqció.

¿Qué implica trabajar como cooperativa?

Si te lo planteas desde el emprendimiento, estar en una cooperativa es una forma de autoempleo. En Crearqció somos cinco socios y todas las decisiones pasan por nosotros; la estructura de trabajo no se diferencia mucho de una PYME en lo que respecta al tamaño, pero es en la toma de decisiones donde se percibe la diferencia. En nuestro caso, tenemos dos órganos: una asamblea general donde se toman las decisiones y un consejo rector, que hace las funciones de supervisión y representación.

Con la gente que nos rodea tenemos que hacer una labor pedagógica. Muchos creen que somos una fundación o asociación. Tenemos que explicar que nuestra cooperativa es una empresa que da trabajo y que es rentable, y que además ofrece soluciones.

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¿Cómo es una jornada habitual en Crearqció?

Tenemos varias áreas de trabajo, como cualquier estudio. Una son las tareas normales relacionadas con la arquitectura, lo que diríamos que es “el desarrollo normal de la profesión”: rehabilitaciones y obras. Y otra es una línea de trabajo con la administración pública local, es decir, nuestro trabajo con los ayuntamientos.

Los proyectos son compartidos, de manera que todo lo que hacemos retroalimenta al resto del equipo. Hay que tener en cuenta que esta está siendo nuestra primera experiencia laboral, de manera que, además de entenderla como un trabajo normal, también es una especie de laboratorio de aprendizaje con responsabilidades compartidas. Cada día toca cuestionarte qué tipo de arquitecto quieres ser y cómo te relacionas con el contexto en el que trabajas, con las personas y con el entorno.

“Esta está siendo nuestra primera experiencia laboral. (…) Es una especie de laboratorio de aprendizaje con responsabilidades compartidas”

¿Es distinta la arquitectura pensada y llevada a cabo dentro de una cooperativa?

No, pero sí es clave nuestro compromiso con una economía social, lo cual se refleja en nuestros proyectos. Lo que hacemos responde a valores de responsabilidad y compromiso hacia el entorno en el que se desarrollan los proyectos. Y a pesar de que nosotros terminamos nuestra carrera universitaria en plena crisis económica, es precisamente debido a ese compromiso con la economía social y solidaria que hay ciertas cosas que no hacemos. Tenemos mucho cuidado y siempre intentamos desarrollar obras que sean sostenibles. Por ejemplo, nunca haríamos una urbanización en primera línea de mar o una recalificación de un terreno protegido, proyectos que solo tengan como objetivo construir más.

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Parece que vuestro trabajo está muy relacionado con las problemáticas ecológicas y sociales.

Sí. En los proyectos con los ayuntamientos planteamos elementos de desarrollo sostenible. Nuestra labor es presentar a las administraciones propuestas de reurbanización en las que la gente pueda participar, por eso preguntamos a los vecinos. La participación ciudadana es clave en todos nuestros proyectos. Y esto se aplica también cuando trabajamos en viviendas: intentamos no generar viviendas modelo, sino viviendas diseñadas tras escuchar y estudiar las necesidades de quienes van a vivir en ellas.

“La participación ciudadana es clave en todos nuestros proyectos”

Además, promovemos un urbanismo feminista, con proyectos en los que aplicamos la perspectiva de género al espacio público y a la ciudad. También hemos trabajado mucho en proyectos vinculados a la infancia, en los que, por ejemplo, hemos diseñado y repensado rutas al colegio o a los institutos para que los recorridos sean amables y los niños puedan ir andando al colegio, o en los que modificamos el acceso a un colegio para que sea más agradable y seguro.

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¿Qué tipo de proyectos os traéis entre manos estos días?

Trabajamos en un proyecto para conseguir que los municipios de Valencia sean espacios sanos para las personas que viven en ellos. Para ello colaboramos, por ejemplo, con un centro de salud, para promover un ocio saludable que permita que la gente camine y se mueva para luchar contra el sedentarismo.

Otro ejemplo de proyecto más vinculado a la arquitectura son las reformas que estamos llevando a cabo en casas de pueblo. Sin perder de vista la arquitectura tradicional, analizamos qué transformaciones necesitan para convertirse en una alternativa real que permita rehabilitar esas viviendas para que puedan ser utilizadas por gente joven. Se trata de un proyecto de viabilidad que permite, por ejemplo, convertir una enorme casa de pueblo en tres apartamentos.

¿Por qué la vuestra es una historia de éxito?

Porque con una cooperativa nos aseguramos de mantener el control de nuestro proyecto. En nuestra empresa somos independientes, sin importar el capital aportado ni el organigrama. Creemos que Crearqció refleja el clima de emprendimiento y la conciencia social y ambiental presente en las nuevas generaciones, una nueva etapa en la que el desarrollo económico se entiende de otra manera y en la que se prioriza la sostenibilidad sobre las plusvalías. Y el modelo cooperativo responde precisamente a eso: tener un trabajo, crecer y generar nuestros propios proyectos, pero sin olvidar nuestro compromiso social y con el territorio.

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No tener jefe y estar en una cooperativa suena a llegar a la oficina cuando uno quiere.

Se trata de marcarse prioridades. Nosotras nos marcamos una prioridad clara cuando fundamos Crearqció: ser capaces de conciliar la vida personal y la profesional. Y como es un eje interno de prioridad, lo hemos cumplido a rajatabla. Somos rigurosas con el compromiso colectivo de 9h a 14h y a esa hora todo el mundo para a comer. Tampoco trabajamos los fines de semana.

“Nos marcamos una prioridad clara cuando fundamos Crearqció: ser capaces de conciliar la vida personal y la profesional”

Hay que desmitificar la creencia de que, con más horas de trabajo, los objetivos se cumplen mejor y más rápido. Además, el proyecto, la cooperativa, es de todos, por lo que, para que funcione, hay que estar comprometido con lo que se decide, igual que si tuviéramos un jefe. Hay que poner los valores encima de la mesa y creer en ellos. Aunque también toca asumir que a veces trabajarás más. Por ejemplo, nosotros somos arquitectos, no gestores o economistas, por lo que la gestión de la empresa cuesta. Por eso, otra de las claves es saber pedir ayuda; hay que tener un buen equipo a tu alrededor o, lo que es lo mismo, saber encontrar apoyos que compartan el proyecto. En nuestro caso, tenemos una asesoría externa que nos ayuda y aconseja.

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¿Qué os gustaría mejorar tras los primeros años de experiencia como cooperativa?

Diría que los espacios de decisión compartidos. Las tareas del día a día ocupan mucho tiempo y hay que cuidar mucho esos espacios de democracia y de debate para que no se diluyan. También hay que evolucionar para no participar en todo lo que se nos ofrezca y aprender a elegir mejor los proyectos, consolidarnos y crecer en una dirección clara, sin olvidar los valores sobre los que fundamos esta cooperativa.

¿Es habitual que vuestro entorno no tenga claro qué tipo de empresa sois?

Sí, hay que explicar a la gente que muchas veces ponemos los valores de democracia, responsabilidad social y protección del entorno por encima de la posibilidad de ganar el doble de dinero. Se trata de demostrar que puedes equilibrar el aspecto económico con valores de sostenibilidad. Por suerte, tenemos un entorno que nos apoya, de ahí que una de las conclusiones que hemos sacado tras estos tres años es que es muy importante crear y mantener una red a tu alrededor, para compartir inquietudes.

Es cierto que, vistos desde fuera, muchas veces somos un grupo de locos, pero nos atrevimos con este proyecto en un momento en el que muchos se iban de España por la crisis. Nosotros decidimos quedarnos porque pensamos que teníamos algo que aportar y hoy hemos demostrado que se puede emprender de una manera responsable.

Fotos de WTTJ

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