5 batallas que los trabajadores europeos ganaron en 2019

21 ene 2020

6 min

5 batallas que los trabajadores europeos ganaron en 2019
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Probablemente dedicarás una media de 90.000 horas de tu vida a trabajar. Esta colosal cantidad de tiempo debe ser regulada por normativas y leyes que velen por la protección de tus derechos y libertades como trabajador.

¿Eres mujer, y tu empresa te paga menos que a uno de tus compañeros (hombre) por el mismo trabajo? ¿Te estás perdiendo las primeras semanas de la vida de tu hijo porque tu baja por paternidad es demasiado corta? ¿Cómo conseguir que tu vida como freelance sea más estable? Estos son tan solo algunos de los asuntos que los países europeos tuvieron que abordar durante el 2019 para garantizar los derechos de los trabajadores. Actualmente no existe un sistema de seguridad social paneuropeo para todos los trabajadores de Europa, así que cada estado miembro tiene su propio ordenamiento jurídico, que garantiza que se cumplan las condiciones laborales en su territorio.

Las siguientes cinco leyes se aprobaron en distintos países de Europa durante el 2019 con el fin de mejorar los derechos de los trabajadores:

1. Reino Unido reduce la brecha salarial entre trabajadores y directivos

Las desigualdades salariales entre los directivos y el resto de trabajadores en el Reino Unido resultan desorbitadas. En 2017, los altos directivos de las 100 compañías de mayor capitalización bursátil del Reino Unido (el FTSE 100) cobraban 145 veces más que los empleados medios. “La mayoría de los trabajadores tendrían que vivir dos veces para poder ganar lo que sus jefes ganan en un solo año. Y eso no es justo”, afirmaba Frances O’Grady, la Secretaria General del Congreso de Sindicatos Británicos, en un artículo publicado por la BBC.

Durante el 2018, estas injusticias provocaron una serie de revueltas por parte de inversores y accionistas de empresas británicas tales como Royal Mail o Unilever. A consecuencia de ello, el gobierno decidió aumentar la transparencia mediante la aprobación de una ley, en enero de 2019, que obliga a las empresas a hacer pública, anualmente, la relación entre los salarios de sus directivos y el salario medio del resto de la plantilla.

Esta ley afecta principalmente a las empresas de más de 250 empleados que cotizan en la London Stock Exchange. Los primeros datos se harán públicos en 2020 y se espera que las empresas argumenten la brecha salarial.

2. Francia lucha contra las desigualdades laborales de género

Hace 60 años, los tratados de la UE ya incluían el principio de igualdad salarial entre hombres y mujeres. Sin embargo, las mujeres siguen ganando de media un 16% menos que los hombres en la Unión Europea. Según esta cifra, si comparamos a las mujeres con sus compañeros varones, en 2019 estas trabajaron de forma gratuita a partir del 4 de noviembre hasta terminar el año. De hecho, esta fecha simboliza actualmente el Día de la Igualdad Salarial, que tiene el propósito de aumentar la conciencia social sobre la brecha salarial. Hay varias razones para esta brecha. Las mujeres trabajan más a tiempo parcial y en atención primaria, y por otro lado también se llevan la peor parte a la hora de intentar romper el denominado “techo de cristal” de las empresas.

En Francia, la brecha salarial media entre hombres y mujeres es del 15.4%, a pesar de que las leyes de igualdad de salario existen desde 1972. Para abordar esta situación, el país aprobó, en enero de 2019, un decreto a favor de la igualdad salarial entre hombres y mujeres (conocido como Index de l’égalité salariale femmes-hommes). Esta nueva legislación obliga a las empresas de más de 50 empleados a publicar en sus páginas web la brecha salarial entre hombres y mujeres y justificarla en base a una serie de criterios legales.

Bajo esta nueva ley, las empresas deben además explicar qué están haciendo para tratar de reducir la brecha salarial. Si no lo hacen, se les sanciona con una multa. El 1 de marzo de 2019, las empresas francesas revelaron por primera vez sus desigualdades salariales de género, y fueron más de 100 las que no alcanzaron los objetivos de igualdad oficiales. Aunque la ley ha recibido críticas que señalan que la estrategia puede desalentar a algunas empresas a contratar a mujeres, lo cierto es que los esfuerzos por reforzar la igualdad entre hombres y mujeres a través de la transparencia deben ser aplaudidos.

3. España amplía el permiso de paternidad

Según un informe de 2018 de la OCDE la baja por maternidad remunerada media en la UE es de 22,1 semanas, mientras que la baja por paternidad es de tan solo 1,7 semanas. No obstante, numerosos gobiernos se están dando cuenta de que esto no refleja la idea actual de familia moderna. Un permiso de paternidad demasiado corto favorece que toda la carga de los hijos recaiga sobre la mujer, en lugar de fomentar un modelo en el que ambos participen en la crianza de los hijos de forma equitativa.

En 2018, sólo 17 de los 28 estados miembros respetaba la duración mínima de dos semanas de baja de paternidad remunerada que recomienda la UE, pero el permiso únicamente se consideraba bien pagado (al menos el 66% del salario) en 13 países. Un año más tarde, en febrero de 2019, España decidió dar un paso más al respecto y aprobó una ley que permite que los trabajadores disfruten de ocho semanas de baja por paternidad remunerada. Esta ley fue adoptada en respuesta a las numerosas peticiones de mejora de la conciliación de la vida personal y laboral.

El Gobierno prevé ampliar la baja por paternidad hasta 12 semanas en 2020, mientras que el objetivo para 2021 es que los hombres puedan disfrutar de un permiso de 16 semanas, como el que disfrutan actualmente las mujeres.

4. Finlandia flexibiliza su horario laboral

El boom de las startups sigue ganando impulso. Por ello, los gobiernos de los países europeos están empezando a ofrecer políticas flexibles a los “nómadas digitales”, para que puedan seguir trabajando a distancia y contribuyendo al florecimiento del ecosistema de las startups por todo el continente. Según Eurostat, el 5% de los trabajadores de la UE trabajan a distancia, es decir, unos 25 millones de personas.

El país que más lucha a favor del trabajo a distancia es Finlandia. Desde 2011, este país ofrece una ágil cultura laboral que incluye horarios de lo más flexibles. De hecho, el 92% de las empresas finlandesas ofrecen a sus trabajadores la posibilidad de organizar el tiempo de trabajo a su manera.

En marzo de 2019, el gobierno finlandés aprobó una nueva ley sobre los horarios de trabajo. Esta permite que los trabajadores puedan decidir cuándo y dónde quieren trabajar, al menos la mitad de sus horas. Desde enero de 2020, aunque todavía tienen que trabajar una media de 40 horas a la semana, los trabajadores finlandeses ya pueden elegir organizarlas como les convenga, según su estilo de vida. Por ejemplo, pueden trabajar más tiempo y acumular horas, empezar o terminar más temprano para poder atender las necesidades de los hijos, o hacer una pausa más larga al mediodía para hacer deporte. También pueden elegir dónde quieren trabajar: en la oficina, desde casa, en una cafetería, ¡o incluso en otro país!

5. Europa mejora los derechos mínimos de los gig workers

Probablemente ya has oído hablar de la gig economy, un término que no solo se ha puesto de moda sino que realmente designa cómo ha cambiado la manera actual de trabajar. Este nuevo modelo económico, basado en contratos temporales y en el que los trabajadores son pagados por proyectos (o incluso tareas), ha crecido a un ritmo exponencial y no parece que la tendencia vaya a detenerse. Muchos de los servicios que se han popularizado recientemente en las grandes ciudades, como los que ofrece Uber o Deliveroo, forman parte de este modelo laboral.

Según un estudio del BCG Henderson Institute, esta manera de trabajar es más común en el sector de la informática, donde el 9% de los trabajadores ganan su salario básico llevando a cabo proyectos temporales y un 24% lo utiliza como una fuente de ingresos adicional. Pero los derechos de esta nueva tribu de trabajadores o gig workers caen en una zona gris que plantea nuevas cuestiones sobre la regularización de los horarios de trabajo y las prácticas abusivas.

Para superarlo, el Parlamento Europeo aprobó, en abril de 2019, una ley que garantiza una serie de derechos mínimos a este tipo de trabajadores. Esta nueva directiva evita que sean explotados y garantiza que reciban una compensación económica incluso cuando sus contratos son cancelados en el último minuto. Además, pueden tener múltiples trabajos y se les concederá un periodo de prueba de seis meses.

Esta nueva ley incumbe a personas con empleos esporádicos o temporales, trabajadores bajo demanda, empleados de la economía de plataformas, y becarios y estudiantes en prácticas remunerados. No obstante, no afecta a aquellos que son verdaderos autónomos y trabajan por cuenta propia. Los estados miembros de la UE tienen un plazo de tres años para cumplir con esta nueva legislación y aprobar la ley correspondiente en sus propios países.

Gracias a estos grandes pasos que tuvieron lugar en 2019, los trabajadores europeos afrontan la nueva década con mayor seguridad y estabilidad. Desde la reducción de las desigualdades de género en el trabajo, hasta la disminución de la precariedad de los gig workers, los trabajadores europeos luchan por un mejor futuro laboral y parece que los gobiernos los están escuchando.

Traducido por María Gutierrez

Ilustración de Antonio Uve, colagene.com

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