Rubén Aparisi, de campeón nacional de apnea a 'coach' contra el estrés

11. 2. 2021

6 min.

Rubén Aparisi, de campeón nacional de apnea a 'coach' contra el estrés
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Naiara Reig

Editorial Coordinator Europe @ Welcome to the Jungle

Bea González

Periodista

Rubén Aparisi tiene un perfil peculiar e interesante. Por un lado es récord nacional de apnea dinámica sin aletas en piscina. Se proclamó campeón de España en su primer año en competición en 2019 e iba de camino a los mundiales de 2020 en Belgrado hasta que se pospusieron. Por otro, cuando no está bajo el agua, este atleta valenciano de 27 años es mago profesional. Tiene un espectáculo en Valencia, ahora cancelado por la pandemia, y aparece regularmente en radio y televisión. Con lo aprendido en ambas disciplinas, a día de hoy prepara una charla de 90 minutos para empresas titulada ‘Conquistar tu incomodidad, la clave para crecer’ en la que habla de las técnicas mentales para lidiar con la presión y el “ahogamiento” en tiempos de crisis. Entrevista con Rubén Aparisi, quien cree que “elegir la emoción adecuada para cada momento” es la receta para vencer la presión.

Magia y apnea. Parece que lo tuyo no son las profesiones corrientes. ¿Cómo has acabado dedicándote a estas disciplinas?

Yo estudié telecomunicaciones en la universidad y ya había empezado a trabajar. Pero en el trabajo no estaba a gusto, no era feliz ni me sentía realizado. Lo que sí me gustaba mucho era la magia, ¡me pasaba horas estudiando! Así que tuve un conflicto para elegir entre una vida convencional y la magia, pero lo tuve claro. Obviamente, mi familia no estaba “a tope” con esta idea, pero con el tiempo vieron que salía adelante y ahora hasta se lo creen más que yo. Aunque ahora, lo veo con distancia y sin duda fue una decisión imprudente, porque no es que tomara la decisión cuando me iban bien las cosas como mago.

¿Y la apnea? Llevas mucho tiempo en el mundo de la magia, pero tu carrera como apneísta es muy reciente, apenas tres años. ¿Por qué decides adentrarte en este deporte?

El mundo de la apnea me atraía desde hacía tiempo. Lo que me cautivó fue el reto mental que supone: cómo aprendes a aguantar las ganas de respirar y a mantener la calma. Hay un margen de tiempo sin respirar antes de que pierdas el conocimiento, por eso hay que saber dominar la mente. La competición también me gusta, estar 100% y a la vez estar relajado, tranquilo, para que los nervios de competir no influyan en tu rendimiento. Mi trayectoria ha sido muy rápida, creo que porque me obsesioné con este deporte y entrenar se convirtió en mi prioridad.

Cuando hablas de entrenar en un deporte como la apnea, ¿cuánto hay de físico y cuánto de mental?

La apnea es un deporte muy mental. En un año el cuerpo se adecúa lentamente; pero, en particular, yo tengo un umbral de sufrimiento muy alto y tuve mucha fuerza de voluntad para aguantar hasta el límite y batir el récord de España. ¿Cómo? Mejorando un poco cada día con la planificación de objetivos y sin conformarme. Por ejemplo, en el mundial de Belgrado, que se debería celebrar este año aunque todavía no tiene fecha por la pandemia, no me planteo podio porque no depende de mí, pero sí batir marca personal.

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¿Qué dirías que has aprendido de las dos disciplinas en las que trabajas? ¿Cómo lo aplicas en tu día a día?

Lo que sucede es que uso el aprendizaje de una para mejorar en la otra. Y a la inversa. La apnea es muy útil para gestionar los nervios. Por ejemplo, a mí me gusta mucho actuar, pero me pongo muy nervioso. Desde que empecé a competir mi umbral de nervios ha subido mucho y ahora salgo al escenario más relajado y hasta he aprendido a disfrutar de esos nervios previos antes de las actuaciones de magia.

Y de la magia he aprendido a comunicar. No me da miedo mostrarme vulnerable o temblar en el escenario o en la vida, porque eso me va a permitir comunicarme mejor. Mi consejo es que busques lo que te mueve a hablar. De esta manera, aunque no te ciñas a un guión, las cosas saldrán de manera sincera y natural porque sabrás conectar con la emoción que quieres comunicar.

Dices que la apnea te ha enseñado a lidiar con la presión. ¿Es algo a lo que nos enfrentamos en nuestro día a día?

La presión tiene un impacto brutal, se ha convertido en la única forma de vivir. Vivimos en un mundo cambiante con infinitas posibilidades y eso genera estrés, porque requiere que nos adaptemos constantemente y esa presión aumenta en nuestras cabezas a causa de factores exteriores. Por eso yo planteo aprender a gestionar mejor nuestra mente para aprender a elegir la emoción adecuada para cada cosa. A través de hábitos positivos es posible.

Pero no nos enfrentamos solo a presiones externas. ¿Qué hay de la presión que nos imponemos a nosotros mismos?

No tenemos depredadores ni peligros reales y, sin embargo, da la sensación de que no encontramos la felicidad. Eso es por la autopresión, por todo lo que nos exigimos. En mi caso, por ejemplo, en 2020 no ha habido competición por la pandemia, pero nosotros seguimos compitiendo entre nosotros en la piscina, ¡y yo me ponía igual de nervioso! ¡La cabeza me engañaba y me hacía creer que tenía que ganar! Eres tú quien te vas poniendo presiones. Son problemas ficticios que nos creamos todos los días.

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¿Por eso quieres ofrecer charlas sobre este tema?

Fue una idea que surgió en el confinamiento, sentí que me había quedado sin nada que aportar. No podía actuar ni entrenar; estaba pidiendo patrocinios y no podía ofrecer resultados o visibilidad en competición, entonces pensé cómo sacarle rendimiento a lo que he aprendido, cómo ser útil para los demás. El deporte es muchas veces algo egoísta y de esta manera comparto lo que he aprendido. Además, preparar las charlas me ha servido para ordenar ideas que tenía apuntadas en libretas. Siempre me ha interesado la psicología aplicada al deporte, así que de esta manera sigo aprendiendo al tiempo que soy útil a los demás.

Y en concreto, ¿de qué se va a hablar durante estas charlas?

La charla tiene como hilo conductor la gestión de la incomodidad. Traslado los aprendizajes del entrenamiento y la gestión de las ganas de respirar en apnea para aplicarlas a cualquier otra situación.

La incomodidad es una alarma del cuerpo que indica que te estás adaptando. Por supuesto, los nervios no son agradables, pero eso no significa que estemos en peligro. Después vemos cómo superar esas situaciones que nos provocan incomodidades, es decir, cómo no abandonar o evitar caminos tortuosos por el simple hecho de que lo sean (lo hacemos inconscientemente). Llevar mejor la incomodidad es posible con un simple cambio de foco en el análisis de la situación: acepto lo que no depende de mí y me responsabilizo de mi propia incomodidad.

Esto es algo que se puede entrenar con terapia de exposición (como situaciones reales, simulaciones y extrapolación de los factores que incomodan a situaciones más controladas), visualizaciones, meditación, generación de hábitos o modeling. Aunque también es importante la disciplina: las adaptaciones y cambios reales necesitan tiempo y constancia.

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Si tuvieras que darnos tres consejos para gestionar la presión que pudiésemos aplicar fácilmente, ¿cuáles serían?

En primer lugar, utilizar la posición corporal: recordar cómo se coloca nuestro cuerpo, el cuello y la cabeza, cuando estamos confiados y a gusto. En situaciones donde no nos sintamos así, podemos colocar el cuerpo como si lo estuviéramos. Cuando estás agobiado, dándole vueltas a algo, bajo estrés, el lenguaje corporal lo refleja: el cuerpo se recoge, vamos agachados. Por eso, en general, podemos empezar por juntar las escápulas y levantar la barbilla. Si andamos de esa manera, automáticamente nos sentiremos mejor.

En mi caso, otra de las rutinas que tengo que más beneficios me ha proporcionado ha sido ducharme cada día con agua fría. Mejora la salud y genera endorfinas, y además practicas la disciplina porque es duro, implica fuerza de voluntad todos los días.

En tercer lugar, generar hábitos positivos y eliminar los negativos. Por ejemplo, cuando voy a preparar una competición, si introduzco una novedad, un gesto que creo que va a ser positivo en la preparación, esa novedad la repito todos los días previamente, no la dejo para improvisarla el día de la competición. Cuando algo se convierte en hábito, el día de la competición (o de la presentación, de la charla o de la entrevista de trabajo), saldrá de manera natural y sin esfuerzo.

Tras una carrera tan poco convencional, ¿te ves volviendo a una oficina?

Si tuviera que volver ahora a una oficina, a un trabajo normal, tengo unas habilidades nuevas que podría aplicar, habilidades que he aprendido de la magia y de la apnea. Lo primero, la planificación de objetivos. Lo segundo, estar en el momento presente. De esta manera trabajas y avanzas sin estrés, todo va saliendo.

Fotos de Eva Máñez para WTTJ

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