Las 8 preguntas que necesitas hacerte antes de aceptar un trabajo

10. 2. 2020

6 min.

Las 8 preguntas que necesitas hacerte antes de aceptar un trabajo
autor
Ivo Cabral

Periodista freelance

Ha llegado ese e-mail que llevabas esperando semanas: la empresa donde hiciste tu última entrevista te ofrece el puesto. Ni siquiera lees el correo hasta el final: objetivo conseguido. Pero antes de lanzarte a responder al mensaje con un “claro que acepto, ¿cuándo empiezo?”, reflexiona. Tómate un respiro y hazte estas preguntas para asegurarte de que tomas la decisión correcta.

1. ¿Qué se esconde detrás del título de mi puesto?

El título de un puesto, ya sea de corte moderno o clásico, a menudo dice poco del día a día en el trabajo. En muchas empresas pequeñas, un mánager en realidad no tiene a nadie a su cargo, o quizás solo a un par de personas. Las tareas del happiness officer, por ejemplo, pueden variar mucho. En una pequeña empresa, puede encargarse desde la gestión de nóminas hasta la selección de personal. En cambio, si el puesto es dentro de una gran compañía, quizá se dedique exclusivamente a organizar eventos internos para mantener a los compañeros motivados.

Cada empresa trabaja de una forma diferente, así que asegúrate de que sabes cuáles serán exactamente tus responsabilidades y tareas, para evitar sorpresas o decepciones una vez empieces a trabajar.

2. ¿Este trabajo se corresponde con mis habilidades?

Un nuevo trabajo siempre es una oportunidad para desarrollarte en el ámbito profesional, pero aunque la empresa haya decidido confiar en ti y ofrecerte el puesto, es conveniente que dediques un momento a preguntarte si realmente cuentas con las habilidades necesarias y la motivación para asumir tu nueva función.

Siempre puedes adquirir nuevas habilidades más adelante, pero es recomendable no aceptar un puesto si no tienes los conocimientos técnicos o la experiencia en gestión de equipos requerida. Para valorarlo, puedes preguntar a la empresa cómo se va a valorar tu éxito. ¿Qué van a tener en cuenta tus superiores a la hora de evaluar tu trabajo? Si crees que puedes cumplir con esos objetivos, ¡a por todas!

Pero, ¿y si lo que sucede es precisamente lo contrario y crees estar sobrecualificado? En ese caso, piensa en qué elementos de ese potencial nuevo trabajo pueden resultar interesantes para ti: que un empleo sea de un menor rango que el anterior o que no se corresponda con lo que has estudiado no significa que no pueda motivarte o que no puedas aprender de él. Eso sí, visualízate en tu nuevo puesto, y pregúntate qué estímulos esperas encontrar. Evita aceptar un puesto en el que creas que puedes acabar frustrado en unos meses.

3. ¿Contribuye este puesto a mis objetivos profesionales a largo plazo?

Aceptar un trabajo es una decisión estratégica que puede acercarte o alejarte de tus objetivos para tu futuro profesional. Piensa en tu carrera como un puzzle que se compone de piezas en forma de experiencias laborales y académicas que van construyendo tu perfil. Es por ello que siempre te resultará interesante intentar añadir experiencias que te ayuden a crecer como profesional, como puede ser un mayor nivel de responsabilidad o conocimientos sobre un campo diferente. Piensa de qué manera el nuevo empleo puede contribuir a tu puzzle.

En ocasiones una oportunidad laboral inesperada puede llevarte por un camino que no preveías. En ese caso merece la pena reflexionar sobre qué habilidades y experiencia puedes conseguir en ese nuevo puesto y adónde crees que podrán llevarte en el futuro.

Finalmente, para hacerte una idea de qué puedes aprender en el nuevo puesto y asegurarte de que podrás desarrollar todo tu potencial, pregunta por las posibilidades de formación o las posibilidades de promoción. Una pista: para conocer las posibilidades de ascenso, puedes investigar en Internet la situación de la empresa. ¿Es una empresa en crecimiento? ¿Ha pasado por problemas y está tratando de reinventarse?

4. ¿Cuál es la experiencia de las personas que me han precedido en el puesto?

El grado de rotación de un puesto dice mucho de las condiciones laborales. ¿Las personas que te han precedido se han marchado a los pocos meses? ¿La empresa publica muchas ofertas de trabajo en Internet, pero no está creciendo?

Puedes buscar pistas en LinkedIn o preguntar a alguno de tus compañeros potenciales. Si tu predecesor ha dejado el puesto porque le han promovido dentro de la empresa o ha obtenido un puesto de más responsabilidad en otra compañía, es buena señal; si por el contrario se ha marchado a los pocos meses, desconfía. Si el puesto es de nueva creación, esta puede ser una señal de que la empresa está creciendo.

5. ¿Cuáles son las condiciones salariales?

Recibir un salario atractivo puede ayudarte a sentir que tu trabajo se valora. Al examinar el paquete salarial, ten cuidado para no llevarte malas sorpresas en la primera nómina:

  • Si negocias un salario en bruto, pregunta cuánto será el neto estimado que recibirás todos los meses.

  • Infórmate de si tendrás derecho a pagas extras además del salario, ya que en algunas empresas esa retribución adicional está prorrateada y se integra dentro del sueldo mensual.

Para orientarte sobre qué salario la empresa suele pagar a alguien de tu perfil y poder valorar la oferta con más información, una buena idea es visitar glassdoor.com, donde puedes encontrar los salarios medios que ofrecen las empresas para puestos de todo tipo.

Presta también atención al paquete de beneficios adicionales. Si tienes dos ofertas con distintos salarios pero la empresa que paga un poco menos te ofrece comedor gratuito, acceso a un gimnasio, abono de transporte, seguro médico o plan de pensiones privado… al final puede que sea una propuesta mucho más competitiva.

6. ¿Me pueden mandar la oferta por escrito?

El momento de cambio de trabajo es a menudo estresante. A veces puede que la situación te obligue a anunciar tu marcha en tu actual empleo antes de firmar en uno nuevo. Ahí siempre viene esta pregunta: ¿Y si se echan para atrás en el último momento y me quedo sin nada?

Una manera de rebajar la tensión es disponer de una oferta clara y detallada por escrito y luego enviar un mensaje de aceptación final por correo electrónico. Además, esa propuesta por escrito puede ayudarte a reclamar si la empresa no cumple con alguna de las promesas que te hicieron al ofrecerte el puesto. Incluso si la compañía retira la oferta y decida no contratarte al final, un juez podría indemnizarte si considera que tienes pruebas documentales suficientes que constituyan una “promesa de contrato”.

7. ¿Cómo afectará a mi vida este nuevo trabajo?

Vas a pasar ocho horas (o más) cada día en tu lugar de trabajo, por lo que no está de más que antes de empezar te plantees aspectos como:

  • ¿Es un sitio agradable en el que te apetecerá estar?

  • ¿A qué distancia tendrás que desplazarte todos los días?

  • Cuando acabes la jornada laboral, ¿aún tendrás tiempo de dedicarte a tu vida personal?

  • ¿Ofrece la empresa otros beneficios como horarios flexibles o la posibilidad de trabajar desde casa?

Otro de los aspectos importantes que influirán en tu día a día son tus potenciales compañeros de trabajo. Puede que hayas preguntado por el ambiente durante alguna de las entrevistas o incluso que hayas tenido la oportunidad de conocerlos durante el proceso de selección durante una entrevista en grupo. Pero si no es el caso, quizás merece la pena echar un vistazo a los perfiles de tus compañeros en LinkedIn y, sobre todo, al perfil de tu jefe, para saber si encajarás en el equipo.

8. ¿Me ayudará este trabajo a sentirme realizado?

Piensa en qué es lo que te llena: ayudar a los demás, crear algo nuevo, desarrollarte intelectualmente, superar retos complicados… El puesto que buscas debe ayudarte a encontrar la motivación cada día. Seguro que habrá días de estrés y días en los que las cosas no saldrán bien, pero ese elemento es el que te animará a seguir adelante. Pregúntate: ¿son estas las tareas que quieres hacer cada día durante ocho horas?

También es importante valorar si encajas con la cultura y los valores de la empresa. En muchos trabajos tendrás que hacer presentaciones en público o pasar muchas horas buscando argumentos para defender una idea y, si no crees en ella, serás mucho menos efectivo a la hora de transmitirla. Por no mencionar que si trabajas contra tus propios principios acabarás por detestar tu día a día.

Comenzar una nueva aventura laboral supone enfrentarse a nuevos desafíos y es normal sentirse inquieto. Pero si sigues indeciso tras hacerte todas estas preguntas, quizás debas replantearte la oferta: ¿qué es lo que no te convence? ¿puedes solucionarlo hablando con la empresa o renegociando tus condiciones? ¿son los beneficios que obtendrás más importantes para ti que los posibles contras? Recuerda que, si al final decides aceptar la oferta y resulta que el nuevo empleo no es lo que tú creías, no pasa nada. Siempre puedes volver a la búsqueda y habrás aprendido algo nuevo sobre tus necesidades y prioridades.

Foto de WTTJ

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