El efecto Dunning-Kruger: por qué los que triunfan no son siempre los mejores

28. 1. 2020

4 min.

El efecto Dunning-Kruger: por qué los que triunfan no son siempre los mejores
autor
Coline de Silans

Journaliste indépendante

Si alguna vez te has quedado perplejo ante una idea (supuestamente revolucionaria) de tu jefe, o te has dado cuenta (tras una buena noche de sueño) que aquella “idea del siglo” que tenías no era tan brillante como pensabas, quizás ya hayas experimentado el efecto Dunning-Kruger. Según este sesgo cognitivo, también conocido como “efecto de sobreconfianza”, las personas poco preparadas están convencidas de ser muy competentes, mientras que, por el contrario, las altamente cualificadas tienden a subestimarse. En el microcosmos de la empresa, este fenómeno, bien conocido por los psicólogos del trabajo, tiene sus consecuencias. Pero, ¿de dónde procede? ¿Qué repercusiones tiene? ¿Cómo podemos evitarlo?

Una historia con sabor a limón

Todo empezó un día de 1995 en la ciudad estadounidense de Pittsburg, cuando un tal McArthur Weeler decidió atracar dos bancos a cara descubierta. El hombre fue detenido enseguida, pues había utilizado una técnica más que sorprendente: se había mojado la cara con zumo de limón, convencido de que, al igual que la tinta invisible, el zumo evitaría que lo reconocieran las cámaras de seguridad. Intrigados por el atrevimiento del chico, que no daba su brazo a torcer, los psicólogos David Dunning y Justin Kruger decidieron estudiar su caso para tratar de entender cómo alguien tan ignorante podía tener tanta confianza en sí mismo.

Llevaron a cabo un estudio con un grupo de estudiantes, a los que pidieron auto-evaluarse en tres ámbitos: el humor, la gramática y el razonamiento lógico. Compararon sus respuestas con sus habilidades reales y los resultados fueron concluyentes: los más inteligentes tendían a subestimarse, mientras que los menos cualificados claramente se sobrevaloraban. Pero, ¿a qué se debe esa sobreconfianza de las personas más incompetentes?

Ignorantes que se ignoran

Según Dunning y Kruger, la respuesta es simple: cuantas menos habilidades tiene una persona, más ignora su propia ignorancia. En efecto, cuando alguien no sabe nada sobre un tema, ¿acaso puede saber lo mucho que le queda por aprender? Por el contrario, una persona muy competente tendrá una mejor perspectiva de los conocimientos que requiere el tema y será más consciente de que aún le queda mucho para dominarlo por completo. En resumen, las personas incompetentes ni siquiera tienen las habilidades necesarias para darse cuenta de que son incompetentes. Y no solamente se sobrevaloran, sino que tampoco son capaces de apreciar las habilidades de los demás.

Según ambos psicólogos, “las personas que carecen de la inteligencia o los conocimientos necesarios para ser eficaces, a menudo no son conscientes de ello. Esta ausencia de toma de conciencia se atribuye a un déficit de habilidades metacognitivas. O, dicho de otra forma, la misma incompetencia que les lleva a tomar decisiones incorrectas es la que hace que sean incapaces de reconocer una habilidad, ya sea suya o de otra persona”.

Consecuencias importantes en las empresas

En el mundo laboral, este efecto puede provocar situaciones bastante rocambolescas, como le ocurrió a Juliette, responsable de eventos en una agencia de comunicación. “Cuando el nuevo director de eventos llegó a la empresa, todos me lo presentaron como si fuera un héroe. Parecía tener mucha confianza en sí mismo, incluso era un poco arrogante e imponía bastante. Sin embargo, al cabo de varias semanas, tras indagar un poco, me di cuenta de que nunca había organizado eventos por sí mismo”.

Por ello, si este sesgo cognitivo no se identifica rápidamente,puede provocar injusticias: promociones injustificadas, aumentos de sueldo sin fundamento, trabajo en equipo contraproducente…

¿La razón? A menudo confundimos confianza en uno mismo con habilidad. Esto es lo que explica el psicólogo del trabajo Tomas Chamorro-Premuzic en un artículo publicado en la web de la Harvard Business Review. Según él, las personas que parecen seguras de sí mismas a menudo son percibidas como competentes, y por ello terminan consiguiendo los puestos clave en las empresas.

Esto mismo ha sido corroborado por un reciente estudio de la Universidad de Melbourne, según el cual las personas con más confianza en sí mismas consiguen mejores salarios y son promovidas de forma más rápida. Así, los mánagers y reclutadores tienden a confiar más en las personas ignorantes pero con aplomo y facilitan su ascensión jerárquica. Sin embargo, las personas mejor preparadas pero más “cortadas” se verán relegadas a un segundo plano más fácilmente.

¿Cómo trabajar con personas que se sobrevaloran?

Trabajar con alguien que tiene excesiva confianza en sí mismo enseguida se puede volver difícil. A menudo se dan situaciones que suscitan sentimientos de injusticia, como puede ser una promoción injustificada. Otras veces, simplemente el trabajo en equipo se complica porque la persona en cuestión se niega a poner en entredicho sus ideas y se empeña en tomar las decisiones incorrectas.

Para remediarlo y evitar terminar amordazando salvajemente a un compañero, sigue estos sencillos consejos:

  • Primero,muéstrale al Dunning-Krugeriano sus propios defectos. ¿Está convencido de que tiene razón? Demuéstrale (basándote en ejemplos concretos y hechos probados) que está equivocado.

  • Segundo,explícale por qué otra idea podría ser mejor. En una entrevista con la revista Forbes, el profesor Dunning explicaba que una de las razones por las que algunas personas no son lo suficientemente eficaces es, simplemente, porque no son conscientes de que las cosas se pueden hacer mejor. Por ello, si crees que dominas mejor el tema, te toca ser buen compañero y explicárselo para que entre en razón. Puedes sacarle el tema, como si nada, poniendo como excusa la última conferencia a la que asististe o, si eres su jefe, proponiéndole que realice un curso de formación.

¿Cómo evitar sobrevalorarte o infravalorarte?

Aprender a trabajar con personas demasiado seguras de sus capacidades está muy bien, pero ¿sabes cómo asegurarte de que no te crees más inteligente de lo que eres? Si quieres evitar caer en la trampa del efecto Dunning-Kruger,nunca dejes de adquirir nuevas habilidades: asiste a conferencias sobre temas que desconozcas, habla con personas que trabajen en sectores que no tengan nada que ver con el tuyo, etc.

Cuando vayas a una entrevista de trabajo, ten cuidado y no te vendas demasiado. Sé consciente de tus defectos y muestra que tienes ganas de seguir aprendiendo.

Pero tampoco te subestimes. Es importante que seas consciente de tus límites, pero resulta igualmente indispensable ser consciente de tus capacidades, por lo que no dejes de hacerte valer si sabes que tu razonamiento es justo y coherente.

Traducido por María Gutiérrez

Foto de WTTJ

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