No quiero vivir en una gran ciudad, ¿supondrá un freno a mi carrera?

17 nov 2020

8 min

No quiero vivir en una gran ciudad, ¿supondrá un freno a mi carrera?
autor
Bea González

Periodista

En España, en el 30% del territorio se concentra el 90% de la población: el despoblamiento se ha acelerado en la última década, o al menos era así hasta la llegada del coronavirus: en estos últimos tres meses se ha multiplicado por cuatro el número de familias que se quieren mudar a zonas rurales respecto a las de 2019. ¿Qué es lo que ha cambiado? Análisis

Según un informe elaborado por Randstad a partir de datos publicados por el Servicio de Empleo Público Estatal (SEPE) correspondientes a 2018, en ese año, 3,1 millones de personas cambiaron de provincia o de comunidad autónoma por motivos laborales, lo que supuso hasta un 14% del total de los contratos firmados durante ese año, una cifra histórica. Estos datos fueron considerados como una buena noticia, ya que este tipo de contratación es especialmente útil para jóvenes en busca de un primer trabajo o profesionales que no están encontrando oportunidades en sus lugares de origen. Sin embargo, hay que tener en cuenta que el 25% de los contratos con movilidad se dirigían a Madrid o a Barcelona, las dos potencias económicas del país. Los sectores que mayor movilidad geográfica laboral experimentaron fueron la agricultura (24,5%), la construcción (17,2%) y el sector servicios.

Y si bien los últimos datos de la Estadística de Movilidad Laboral y Geográfica apuntaban a que el 2,8% de los ocupados y el 4,7% de los desempleados de mudó a otro municipio en el último año y estas cifras dibujaban un escenario positivo para la movilidad laboral… Esto fue antes de la pandemia. Los confinamientos y las restricciones para frenar contagios, además del descenso en las contrataciones en numerosos sectores (entre ellos, algunos de los que más promovieron la movilidad en los últimos años), van a suponer un freno a la movilidad este año. Al mismo tiempo, el empuje que estamos viviendo al teletrabajo, una modalidad de trabajo que el Gobierno acaba de regular, hace pensar que algunos empleados optarán por mudarse lejos de las ciudades.

Antes del coronavirus: grandes ciudades vs. otras provincias

Desequilibrio entre la oferta y la demanda

Hagamos memoria: entre los años 50 y los 80, se produjo en España un importante éxodo rural y muchos jóvenes abandonaron los pueblos para trabajar en las ciudades, donde la concentración de grandes empresas e industria ofrecía una alternativa a las escasas oportunidades que ofrecía el mundo rural. A día de hoy, parece que esta tendencia no ha cambiado demasiado: “La mano de obra más cualificada es la que más sufre en las poblaciones pequeñas. Los centros de trabajo de la mayoría de las empresas que apuestan por perfiles más técnicos se encuentran en las grandes ciudades. Por ejemplo, una persona nacida en un pueblo pequeño suele acudir a su ciudad más cercana para estudiar y, tras finalizar su carrera, debe trasladarse a una ciudad aún mayor para encontrar trabajo”, relata Beatriz Sánchez López, directora de Recursos Humanos de la consultora La Clave de Recursos Humanos.

Por otro lado, no ayuda un sistema de transporte y comunicaciones excesivamente de carácter radial con centro en Madrid. “Aún necesitamos que las grandes empresas apuesten por establecer sus sucursales en ciudades más minoritarias. No necesitamos que una o dos ciudades sean el gran núcleo laboral a merced de despoblaciones masivas en el resto de las ciudades y sus pueblos cercanos”, recalca Beatriz Sánchez López.

“No necesitamos que una o dos ciudades sean el gran núcleo laboral a merced de despoblaciones masivas en el resto de las ciudades y sus pueblos cercanos” - Beatriz Sánchez López

El caso de la movilidad en el sector tecnológico

En general, es la escasez de talento y personal cualificado en el sector tecnológico lo que ha provocado el incremento de la movilidad laboral. En 2018, 10.000 empleos en el sector tecnológico estaban vacantes en España por falta de cualificación, según una encuesta realizada por la patronal de empresas tecnológicas DigitalES. Hablamos de puestos para ingenieros de software, desarrolladores full-stack, arquitectos de sistemas y expertos en ciberseguridad, profesiones que impulsan la movilidad geográfica.

Los jóvenes, más dispuestos a mudarse por trabajo

Otro factor que influye en el incremento de la movilidad geográfica es el hecho de que los trabajadores más jóvenes son menos dados a quedarse estancados en un puesto: un trabajador que busca seguir mejorando y avanzando suele tener una mentalidad más abierta para aceptar un puesto que implique movilidad. Hoy en día, además, resulta mucho más fácil y cómodo desplazarse y viajar por la mejora de transportes y carreteras.

Más allá del trabajo: una apuesta por la calidad de vida

“La idea de dejar el centro de Madrid ya me rondaba desde hacía algún tiempo. De hecho, hace un año empecé a mirar ofertas por la sierra de Madrid. Cuando se decretó el estado de alarma, ya tenía pueblo elegido y no me fue muy difícil elegir la vivienda. En mi caso, el motivo principal fue un cambio en mis estándares de calidad de vida: si antes la oferta cultural y de ocio ocupaba mucho espacio en ellos, estos se fueron desplazando hacia la tranquilidad y un modo de vida que combatiera el estrés, no solo el inherente al propio ritmo de la ciudad, sino también al del trabajo”, comparte César Estabiel, consultor fiscal y empresarial que el pasado agosto dejó su piso en el centro de Madrid para vivir en un pequeño pueblo de la sierra madrileña. “Ahora mismo, con un equipo informático decente, una buena conexión, un terminal telefónico que no te deje tirado y una sala de reuniones eventual, se puede alcanzar la misma excelencia que persiguen los despachos con gastos estructurales mucho mayores”, reflexiona.

Cristina Suárez decidió dejar su trabajo en una editorial hace tres años. Llevaba tiempo hablando de dejar Madrid y vivir en el campo. La oportunidad llegó cuando su pareja, desarrolladora de páginas web, recibió una buena oferta en una empresa de informática y comunicaciones en Ciudad Real, a unos 200 kilómetros de Madrid. Decidieron entonces dejar atrás una agitada vida social y un pequeño estudio con terraza en el barrio de Lavapiés. “Fue un error irme sin trabajo, pero realmente no podía más con la ciudad y el estrés. Ahora no me dedico al mundo de los libros y lo echo de menos, ya que trabajo en una gestoría local. Pero sí he ganado en cuanto a mi vida personal: ahora paso más tiempo con mi pareja y podemos disfrutar de la naturaleza porque vivimos a un paso de una decena de espacios naturales”, comparte Cristina.

“Fue un error irme sin trabajo, pero realmente no podía más con la ciudad y el estrés. (…) He ganado en cuanto a mi vida personal: ahora paso más tiempo con mi pareja y podemos disfrutar de la naturaleza” - Cristina Suárez

El panorama tras la crisis: ¿llegó la hora de la descentralización?

Cuando la crisis del coronavirus estalló, el mercado laboral Español se encontraba en un período de centralización: los jóvenes elegían como destino profesional unas pocas ciudades, lo que dejaba sin talento cualificado a las urbes pequeñas y a los pueblos. Sin embargo, desde la cuarentena y con muchos empleados en teletrabajo, son muchos los que se han planteado la posibilidad de irse a vivir a lugares menos poblados.

Es el caso de Carolina Otaduy, directora creativa de la firma de trajes de novia Otaduy. Actualmente vive en Barcelona, pero lleva unas semanas mirando casa para mudarse a las afueras. Su idea es seguir estando conectada a la ciudad cada semana. “Estoy pensando en vivir en la montaña, pero cerca de la ciudad, que esté bien comunicado para que pueda ir sin problemas a las reuniones. Es una decisión que llevo tiempo meditando porque sentía cada vez más fuerte la necesidad de estar en contacto con la naturaleza”, comparte.

Al igual que Carolina, aún son muchos los trabajadores que no se atreven a vivir lejos de las grandes ciudades, por la potencial pérdida de oportunidades y de contactos que esto puede suponer. La atención se centra entonces en las ciudades de tamaño medio y bien conectadas con los centros económicos.

Antes de la crisis provocada por el coronavirus, las provincias que más vecinos vieron marcharse fueron Ciudad Real y La Rioja: son los territorios que obtuvieron las tasas de movilidad más elevadas de todo el territorio en 2018. Lo curioso es que estos días, tras el coronavirus, estas dos provincias son noticia precisamente por lo contrario: son candidatas para recibir a exiliados de la grandes ciudades, principalmente de Madrid y Bilbao. “Un par de amigos ya me han preguntado por los precios de las casas en Ciudad Real, ¡se ha dado la vuelta a la tortilla! Yo les digo que se vive bien y que hay AVE a Madrid, pero que en definitiva lo que falta son más servicios e industria con trabajos más atractivos”, cuenta Cristina Suárez.

“Se vive bien y hay AVE a Madrid, pero en definitiva lo que falta son más servicios e industria con trabajos más atractivos” - Cristina

Aún es pronto para valorar si se trata de un movimiento circunstancial o que viene para quedarse, pero hay algo que sí está claro y es que vivir lejos de los centros económicos es más barato: el precio de la vivienda en las pequeñas localidades respecto a las grandes ciudades es un 52% más económico. “El modelo de la gran ciudad, primero con sus niveles de estrés y más tarde con los procesos de gentrificación, han terminado por destruir los estándares de calidad de vida razonables. El Covid-19 ha servido al menos para que tomemos conciencia de esa inercia”, comenta César.

“El modelo de la gran ciudad, primero con sus niveles de estrés y más tarde con los procesos de gentrificación, han terminado por destruir los estándares de calidad de vida razonables” - César

Las opciones de quienes deciden dejar la gran ciudad

1. Trabajar en remoto

Aunque teletrabajar desde el pueblo presenta todavía hoy numerosas dificultades, en gran parte debido a los problemas de conexión a internet en las áreas rurales, en España ya se han puesto en marcha varias iniciativas para hacer desaparecer la brecha digital entre zonas rurales y urbanas. “Esto permite desde obtener una carrera online, hasta desempeñar determinados puestos de trabajo en remoto. Por lo que la digitalización de las empresas va a permitir gradualmente la deslocalización del puesto de trabajo”, cuenta Beatriz Sánchez López. Hoy, meses después de la pandemia, muchos trabajadores ya asocian su trabajo con horas conectadas a programas como Zoom. Trabajar desde casa se ha convertido ya en una realidad para gran número de trabajadores: el teletrabajo ha llegado para quedarse.

Son muchos los pros de esta modalidad de trabajo, como el ahorro para el trabajador (en transportes, comida…) y sus beneficios para el medio ambiente con la eliminación de los traslados. Pero también tiene inconvenientes. Para Carolina Otaduy el trabajo en remoto desde el campo va a tener una desventaja: falta de inmediatez. “Esto hace que el margen de improvisación se reduzca. A mí me gusta poder improvisar, así que a nivel profesional necesitaré más organización”, reflexiona.

2. Trabajar para una empresa local

Es la opción tradicionalmente más elegida. Muchos empleados encuentran más satisfacciones en empresas pequeñas donde tienen más capacidad de influencia que en una empresa grande, hay un trato menos jerarquizado, más cercanía y versatilidad. Para empezar, si buscas empleo en una ciudad en la que no resides (todavía), echa un vistazo a los programas de ayuda de la Cámara de Comercio de España y a los diferentes programas para la activación de empleo local de las comunidades autónomas como agencias locales de empleo o de desarrollo, agencias de colocación o de promoción de empleo local. Por supuesto, haz uso de las nuevas tecnologías e identifica las empresas que te pueden interesar en el lugar de destino. Para ello son útiles los periódicos y la prensa local de la zona. El parón de la actividad y los ERTE están provocando, por ejemplo, más solicitudes de empleo en el sector agrario.

3. Emprender

Para triunfar como autónomo, la clave es preparar tu cartera de clientes. Las ventajas son muchas: dedicarse a lo que uno quiere, libertad de horarios, ausencia de jefes. “La alternativa de emprender es perfectamente viable. Requiere gran esfuerzo, pero se obtiene una gran satisfacción. España tiene mucho que trabajar y promover, aunque en este sentido, existen diversos organismos que asesoran y acompañan en la creación del negocio, así como ayudas y subvenciones”, remata Beatriz Sánchez López.

Frente a la ciudad, el campo se plantea estos días como una alternativa para una vida con un entorno atractivo, competitivo, incentivos fiscales, facilidades para el alquiler, buen y barato suelo industrial. Para que esto tenga sentido y se materialice, empresas y autoridades han de apostar por una descentralización económica, de manera que los empleados que decidan huir de las grandes ciudades, puedan encontrar en las ciudades pequeñas una felicidad real, en forma de calidad de vida y empleos satisfactorios.

Foto de WTTJ

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