Por qué nos cuesta tanto mantener la concentración durante una crisis

14. 4. 2020

7 min.

Por qué nos cuesta tanto mantener la concentración durante una crisis
autor
Laia Antúnez

Freelance Content Creator

El contexto de crisis sanitaria actual nos ha obligado a salir de nuestra zona de confort y enfrentarnos a situaciones emocionales que nunca habíamos vivido. En el ámbito laboral, muchas personas han tenido que continuar su actividad desde casa, adaptándose a los nuevos requerimientos del teletrabajo y teniendo que asumir, en ocasiones, una mayor carga de actividad. En este escenario, son muchos los trabajadores que aseguran tener dificultades para concentrarse e incluso para mantener la motivación. ¿Por qué sucede esto? Y, sobre todo, ¿qué podemos hacer al respecto?

¿Te sientas delante del ordenador y no logras escribir ni una línea? ¿Las tareas que habitualmente desarrollabas con rapidez te llevan ahora el doble de tiempo? ¿El coronavirus invade todos tus pensamientos y alimenta tu dispersión? Hablamos con tres profesionales que, en esta situación de confinamiento y por motivos distintos, no consiguen concentrarse en su trabajo. Los consejos de Dolors Liria, psicóloga experta en psicoterapia y salud profesional, nos ayudarán a poner remedio a este bloqueo.

Qué le pasa a nuestra mente en tiempos de crisis

Interrupciones en la oficina, la llamada de las redes sociales, el poder de la procrastinación… Si en un contexto de normalidad laboral ya tenemos que batallar con infinitas distracciones que pueden mermar nuestra capacidad de concentración, es lógico que en un entorno de crisis sanitaria esta situación se vea agravada.

“Durante las epidemias, muchas personas experimentan ansiedad, es algo natural. La incertidumbre de no saber qué va a pasar y la sensación de amenaza nos hacen estar en constante estado de alerta. Además, la rapidez con la que ocurren los acontecimientos también tiene un impacto. Sin olvidar que, al igual que la situación, el entorno en el que estamos trabajando es excepcional”, explica la psicóloga Dolors Liria, miembro de la junta de gobierno del Colegio Oficial de Psicología de Cataluña. “Con todo, nuestras emociones y nuestra angustia tienen un efecto directo sobre nuestra capacidad de atención: nos desviamos hacia el coronavirus y nos cuesta más concentrarnos en otras cosas”, afirma.

En el caso de Paloma Bañuls, coordinadora y profesora de un ciclo formativo, el bloqueo se dio principalmente por un aumento en el volumen de trabajo y por el cambio radical de entorno, de la oficina a casa. “De un día para otro empezamos a teletrabajar y no estábamos preparados. Ha habido un caos organizativo y se ha notado la tensión en el equipo”, relata. A esto hay que sumarle el componente humano: “Te llegan muchos mensajes de alumnos, cada uno con su situación personal y algunos con noticias muy duras. Notas su agobio, además del peso de toda la información relativa al coronavirus, y todo esto te va afectando anímicamente y también a la hora de trabajar”.

Qué factores afectan a nuestra concentración

A continuación presentamos algunos de los elementos que inciden en nuestra capacidad de concentración y, por consiguiente, en nuestra motivación:

El entorno de trabajo

Aunque estemos acostumbrados a trabajar desde casa, el contexto actual es distinto y toca convivir con hijos, familia, pareja o compañeros de piso, y con los ruidos y las interrupciones que todo ello pueda generar, al tiempo que debemos responder a las exigencias laborales. “Desde la primera semana de confinamiento, mi capacidad de trabajo se vio afectada. Teletrabajar con mi hija pequeña y mi pareja en casa fue un caos. Ella no está acostumbrada a esta situación, te demanda atención e interrumpe tu concentración de manera constante”, comenta Joana Llobet, responsable de cuentas en una agencia de comunicación.

“Teletrabajar con mi hija pequeña y mi pareja en casa fue un caos. Ella no está acostumbrada a esta situación, te demanda atención e interrumpe tu concentración de manera constante”

El hecho de no disponer de las herramientas tecnológicas necesarias, de un espacio adecuado o una estructura organizativa previa, también pueden minar nuestra motivación. “Desarrollar nuestras tareas profesionales desde el teletrabajo requiere un proceso de aprendizaje”, recuerda Liria.

Los pensamientos negativos

Relacionados con la incertidumbre laboral o la sanitaria, los pensamientos negativos pueden ser auténticos muros de contención para nuestra motivación. Para Jose Luis Ferrero, periodista freelance habituado al teletrabajo, se han convertido en una auténtica dificultad para el desarrollo de su actividad en el día a día: “Suelo escribir sobre temas de ocio y con la crisis los encargos han caído en picado. Creo que eso me ha desmotivado y ha hecho que no consiga centrar la atención en los trabajos que aún mantengo. No logro eliminar los pensamientos negativos de mi cabeza. Además, tengo miedo porque no quiero ponerme enfermo, ni que mis familiares lo estén, y acabo dedicando más tiempo al virus que a las tareas que tengo pendientes”.

“Tengo miedo porque no quiero ponerme enfermo, ni que mis familiares lo estén, y acabo dedicando más tiempo al virus que a las tareas que tengo pendientes”

Y aunque es una reacción natural, la experta asegura que no hay que dejarse invadir por ellos ni dejar que generen un exceso de preocupación. Dejar de trabajar no es la estrategia adecuada: “Hay que buscar ratos de desconexión para hacer cosas que nos permitan sentirnos un poco mejor y después retomar el trabajo”, afirma. Buscar refugio en la lectura o en series y películas puede ser una buena estrategia para escapar de estos pensamientos, así com sonreír y bromear, que también nos ayudará a regular nuestras preocupaciones.

El miedo

Miedo a contagiarnos, a tener que ir al hospital, a las cifras de muertos… El miedo es una emoción básica y necesaria para poder adaptarnos a las circunstancias, ya que “si no estuviéramos asustados, no tomaríamos medidas de precaución para protegernos”, explica Liria. Pero cuando este miedo queda desbordado y nos impide llevar una cierta vida normal o concentrarnos en otras cosas, es fundamental que aprendamos a manejarlo.

El miedo es una emoción necesaria para poder adaptarnos a las circunstancias, ya que “si no estuviéramos asustados, no tomaríamos medidas de precaución para protegernos”

Es el caso de Joana, que ha vivido la enfermedad de cerca. Sus padres presentaban síntomas de Covid-19 y la situación se fue complicando. “No mejoraban y había mucha incertidumbre. Conseguía trabajar un poco pero no estaba mentalmente liberada. Es una situación que te bloquea”, dice. Con sus padres ya ingresados en el hospital, fue Joana quien empezó a sufrir síntomas leves y tuvo que confinarse en una habitación de su casa. “Estar aislada, en un espacio que no está preparado para trabajar, con el ordenador portátil sobre la cama, tampoco ayuda demasiado”.

“Debemos tomar conciencia de que el miedo es natural, que está justificado en una situación como la actual, y pensar qué estrategias nos pueden ayudar a gestionarlo”, aconseja. Se trata de analizar y definir qué está en nuestras manos y qué no, de centrarnos en el ahora y de evitar imaginar escenarios de horror.

Consejos para mejorar la concentración

1. Acepta la situación

“Aunque cueste, es vital aceptar el contexto en el que nos encontramos. Esto nos permitirá hacer frente a la situación”, apunta Liria. Pensar que esta crisis, tarde o temprano, va a pasar y planificar el futuro a corto o medio plazo te puede ayudar a relajarte y a motivarte. Para ello, ten en cuenta estas recomendaciones:

  • Evita crear falsas expectativas
  • Sé realista con la situación actual y con la que vendrá después del confinamiento
  • Entiende que llevará tiempo volver a la “normalidad”
  • Escucha a los expertos, porque ya nos están dando pistas sobre el futuro

2. Establece una rutina

“Es imprescindible marcarse unos horarios de trabajo estables y estructurarlos dentro de nuestras posibilidades”, dice Liria. Establecer una hora de inicio y de fin de la jornada laboral te ayudará a empezar a focalizar la atención en el trabajo. Pero, según esta experta, someter la mente a una tensión laboral constante tampoco es la solución. Debes darte pequeños respiros y combinar el trabajo con momentos de descanso, ya sea para tomar un café o salir al balcón para disfrutar del sol. Y no olvides respetar tus horarios de comida y cena.

“Yo trabajo solo por la mañana, y la tarde la dedico a otras cosas más creativas. O al revés. Es la manera de intentar establecer un horario, aunque a veces es difícil y tienes la sensación de estar trabajando de manera intermitente todo el día”, comenta Paloma, quien apunta a otra de las claves para mantener la motivación: trabajar la creatividad. “A mí me ayuda dibujar, así consigo alejar un poco los pensamientos negativos y sentirme mejor. Es algo que me ha funcionado siempre y ahora también he recurrido a ello”.

3. Haz ejercicio físico

Todo suma a la hora de mejorar la concentración así que, además de llevar una dieta saludable y estar bien hidratado, es importante hacer un poco de ejercicio durante el día, ya sea de respiración, de coordinación motora o de tonificación. “Lo que mejor me está funcionado es el yoga porque, además de ejercitar el cuerpo, me ayuda a controlar la respiración y a calmar la ansiedad. Es una herramienta de desconexión total que me permite volver con mayor claridad a la pantalla del ordenador”, apunta Jose Luis.

4. Dosifica las noticias y la información

“Cuando mis padres ingresaron en el hospital dejé de ver y leer las noticias porque me generaban mucha ansiedad. Ellos ya están en casa recuperándose, pero yo continúo en cuarentena y, aunque estoy bien, sigo sin leer nada”, dice Joana.

El apagón informativo también ha sido una de las técnicas que ha utilizado Jose Luis para encontrar la calma: “La mayoría de noticias son negativas y hay un bombardeo constante sobre el tema. A día de hoy, solo abro enlaces de noticias positivas, de personas que se han recuperado, de investigaciones médicas que avanzan, etc. De todo lo demás, ya me voy enterando cuando hablo con amigos y familiares”.

Dolors Liria coincide en afirmar que sufrimos una avalancha de información que, si no sabemos controlar, se puede convertir en, un alimento para que nuestras preocupaciones sigan creciendo, además de un foco de distracción de nuestras tareas laborales. Según Dolors, tenemos que estar informados, pero no debemos buscar información constantemente. Para evitar la denominada “infoxicación”, aconseja lo siguiente:

  • Limitar el tiempo dedicado a los medios de comunicación y a las redes sociales
  • Elegir medios fiables y fuentes contrastadas
  • En horario de trabajo, apartar el teléfono móvil para evitar desviar la atención

5. Automotívate

Ante una situación tan dramática como la actual, podemos llegar a cuestionar el sentido de nuestro trabajo. Por eso, según nuestra psicóloga, es bueno automotivarse e incluso marcarse objetivos laborales. “Lo que me salva es pensar que, de alguna manera, con mi trabajo estoy respondiendo a las necesidades de personas que, como alumnos, te piden ayuda. Mandar un mensaje de ánimo a un alumno me hace sentir que estoy haciendo algo útil”, afirma Paloma.

6. Pide ayuda profesional

Si no consigues desbloquearte, pide ayuda. “Si el miedo nos desborda y no encontramos estrategias propias para salir de esta situación de falta de concentración y desmotivación, lo que hay que hacer es consultar a un psicólogo profesional”, sentencia Liria.

El Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social ha habilitado diversos teléfonos de atención a la ciudadanía y publicado guías con recomendaciones para gestionar el bienestar emocional durante el confinamiento. También lo han hecho varios colegios profesionales de España y existen iniciativas privadas que cuentan con psicólogos dispuestos a escuchar tus inquietudes, ya sea por teléfono o a través de herramientas de videoconferencia.

Foto de WTTJ

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