Cómo saber si sufres el síndrome del 'people pleasing' (y cómo hacerle frente)

10. 4. 2019

6 min.

Cómo saber si sufres el síndrome del 'people pleasing' (y cómo hacerle frente)
autor
Elsa Andron

Psychologue du travail et psychologue clinicienne

El “people pleasing” (complacer a los demás) o la falta de asertividad es un mal todavía muy común en las empresas. De hecho, decir que “no” o poner límites en el marco profesional resulta particularmente difícil para algunas personas por varias razones: por miedo a ser juzgado de manera negativa por la jerarquía o los colegas, o incluso por las ganas de querer hacerlo todo (demasiado) bien en el trabajo. La buena noticia es que la asertividad es una habilidad que se puede aprender y que sus beneficios favorecen la libertad individual y el bienestar en la oficina.

¿Qué es el people pleasing?

La asertividad, una noción muy conocida en psicología, se deriva directamente de la opinión que una persona tiene de sí misma (autoestima) y de la confianza que tiene en sus propias habilidades y recursos (autoconfianza). Para las personas con baja autoestima y poca confianza en sus habilidades, ser asertivo ante los demás resulta muy difícil. Tanto la educación como las experiencias del pasado, a veces dolorosas, tienen un gran impacto sobre el narcisismo de una persona y sus distintos aspectos. La dificultad para ser asertivos también puede provenir de nuestras creencias (“es cruel decir que no”) o miedos (miedo al conflicto o a ser mal vistos).

Pero la asertividad no es más que la capacidad de saber expresar las cosas que tienen una connotación negativa, como por ejemplo el desacuerdo o la crítica, la incapacidad para hacer algo, o simplemente decir “no”. La expresión anglófona people pleasing, es decir, complacer a los demás, nos permite comprender cuál es la base de este síndrome, más allá de una autoestima baja. Las personas a las que les cuesta ser asertivas quieren “gustar a toda costa” a los demás, por lo que se les hace imposible ir en contra de los deseos ajenos, incluso si es en detrimento de los suyos propios. A los people pleasers no les gusta sentir que los demás no los “quieren” o aprecian. Por esta razón, el juicio negativo del otro es como una herida dolorosa para el narcisismo (ya frágil) de estas personas.

La falta de asertividad puede afectar uno o varios aspectos de la vida. Por ejemplo, a las personas les puede costar ser asertivas en sus relaciones, lo que acarrea consecuencias para la vida personal, o en el trabajo, por ese deseo de querer hacerlo todo demasiado bien, todo el tiempo, y complacer a todo el mundo.

¿Cómo saber si soy un people pleaser?

Los síntomas de la falta de asertividad son:

  • Gran dificultad para decir que “no”: si un people pleaser logra decir que no, a menudo es porque realmente no puede aceptar la demanda del otro, no porque no quiera. En ese caso, acostumbra a dar numerosas justificaciones y excusas para explicar su negativa y a sentirse extremadamente culpable por no poder decir que sí.
  • Decir que “sí” sin pensarlo dos veces: una de las características de los people pleasers es el impulso de responder afirmativamente a cualquier solicitud sin tomarse el tiempo de pensar en sus propios deseos. En el ámbito profesional, estas personas dicen que sí a todo lo que se les pida, incluso si se trata de trabajar más, de no tomarse un día libre o de reemplazar a un colega.
  • Anticipar los deseos de los demás: frecuentemente, para sentirse apreciados y valorados, los people pleasers tienden a adelantarse a las necesidades y deseos de los demás y a querer hacer demasiado. Por ejemplo, proponen sistemáticamente ayudar a sus colegas con sus tareas, a pesar de ya estar sobrecargados de trabajo.
  • Gran dificultad para hacer críticas o estar en desacuerdo: para alguien con este perfil, estar abiertamente en desacuerdo o hacer críticas es muy difícil, por no decir imposible. Estas personas cuestionan sistemáticamente sus propias opiniones debido a la poca confianza que tienen en sí mismas, y por consiguiente casi nunca expresan una opinión firme o se quedan calladas si no están de acuerdo con algún aspecto del trabajo. Generalmente, sufren por la posición en la que se encuentran, ya que les provoca mucha frustración.
  • Dificultad para aceptar cumplidos o procesar las críticas: además de la dificultad para decir que no, las personas poco asertivas tampoco saben cómo manejar los cumplidos que reciben de su entorno. A menudo, no interpretan el cumplido como un juicio positivo sobre ellos, sino como un deseo del otro de hacerlos sentir bien, por lo que a veces lo consideran poco sincero. Por el contrario, aceptan la crítica como si fuera un hecho, por lo que les resulta dolorosa. Las personas de su entorno frecuentemente describen a los people pleasers como personas sensibles: son esos colegas que no aceptan que se les haga un cumplido sincero sobre alguna de sus habilidades (niegan con la cabeza, se encogen de hombros, voltean los ojos o sonríen con vergüenza) o que se ofenden ante la más mínima observación.

Consecuencias

Las consecuencias para las personas poco asertivas pueden ser muy caras:

A corto plazo:

  • Sensación de frustración e injusticia: la incapacidad de ser asertivo puede causar estrés y también un fuerte sentimiento de frustración (“los demás me utilizan”) o de injusticia (“siempre soy yo el que hace eso, nunca se lo piden a fulanito”).

A largo plazo:

  • Baja autoestima y autoconfianza: una de las primeras consecuencias se relaciona con la autoestima, es decir, con la opinión que la persona tiene de sí misma. A fuerza de doblegarse constantemente ante las peticiones y exigencias de los demás, en detrimento de nuestro propio bien, cuestionamos y dañamos nuestra propia autoestima. Es común que una de las consecuencias de la falta de asertividad sea compararse (siempre a la baja) con los demás. En esas comparaciones, percibimos al otro como más competente y más carismático que nosotros mismos.
  • Riesgo de quemarse profesionalmente: las personas a las que les cuesta ser asertivas en su entorno profesional tienen un mayor riesgo de quemarse por el trabajo (lo que también se conoce como burnout). Este es un riesgo alto, pues a menudo las órdenes y exigencias en el ambiente profesional se vuelven infinitas si no ponemos límites.

¿People pleasing o amabilidad?

Aceptarlo absolutamente todo no necesariamente significa ser amable, al igual que decir que “no” no significa ser antipático. Esta es una noción difícil de aceptar para las personas a las que les cuesta ser asertivas. El hecho de no poder agradar a todo el mundo es difícil para los people pleasers, que desearían poder serlo “todo” para los demás. También creen que si no se les aprecia, es por su culpa y porque han decepcionado o fracasado en su intento de satisfacer al otro. Por esta razón, es importante trabajar para comprender dónde está el límite entre amabilidad y egoísmo sano. Ser asertivo no es ser dominante o violento, sino simplemente no olvidarse de uno mismo en las relaciones y en las respuestas que damos a los demás.

La asertividad en el trabajo permite a los otros entender mejor tus límites y saber qué pueden (o no) pedirte, lo que hace que la relación profesional sea más clara y productiva. Por ejemplo, expresar con claridad a tus colegas o superiores que no pueden contactarte después de salir de la oficina, para no perturbar tu vida personal, les permite organizarse para anticipar o posponer hasta el día siguiente cualquier petición que tengan que hacerte. De esta manera, todo queda claro y se reduce el riesgo de que malinterpreten tu comportamiento.

4 consejos para ser asertivo en el trabajo:

1. Posponer las respuestas

Tomarse tiempo antes de dar una respuesta es una buena manera de aprender poco a poco a decir que “no” de manera clara y firme. Para posponer una respuesta podemos decir, por ejemplo, que responderemos a la invitación a una reunión después de verificar nuestra agenda. Eso nos permite tomarnos un momento para preguntarnos si de verdad tenemos el tiempo o las ganas de hacer lo que nos piden. De esta forma, nos damos permiso poco a poco para no aceptar todas las peticiones de nuestro entorno profesional. También podemos ofrecer otras alternativas, como proponer una fecha más conveniente para nosotros.

2. Pequeños pasos

Para lograr decir que no, es mejor comenzar por rechazar lo que nos parece menos importante. Por ejemplo, podemos empezar diciéndole a ese colega que nos pide “una ayudita” (todas las semanas), que no estaremos disponibles para ayudarlo la próxima vez.

3. Decir que no sin dar justificaciones ni excusas

Decir que no sin dar justificaciones ni excusas corta en seco a nuestro interlocutor. Si no lo hacemos así, la otra persona podría percibir nuestro sentimiento de culpabilidad y utilizarlo para que terminemos accediendo a su solicitud. Por eso, es mejor evitar los “lo siento mucho, pero…” o “no podré porque ya tengo una reunión con un cliente, además de…”. Cuanto más simple, mejor, así que atente a los hechos: no estás disponible. Si es una situación delicada, entonces puedes proponer otras alternativas que te sean más convenientes.

4. Mantenerse firme

A menudo, cuando empezamos a ser más asertivos, las personas de nuestro entorno no entienden por qué hasta hace poco podían pedirnos cosas y ahora no. Poner límites y protegerlos puede parecer más agotador que simplemente decir que sí y quizás esto sea cierto a corto plazo. Pero, a largo plazo, mantenernos firmes nos ayuda porque aprendemos a escuchar y a respetar nuestras propias necesidades. Al hacerlo, les estamos pidiendo a los demás que también las respeten.

El síndrome de people pleasing, o la falta de asertividad en el trabajo, tiene consecuencias nocivas para el bienestar psicológico de las personas que lo padecen, pero la buena noticia es que nunca es demasiado tarde para aprender a escuchar y a respetar nuestras necesidades y deseos. Ser asertivo no es pisotear a los demás ni caer en el egocentrismo, sino expresar de manera correcta lo que no aceptamos. Sin violencia ni dominación.

Traducido por Andreina Gil

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